5 de marzo de 2007

Sevilla F.C. 2, F.C. Barcelona 1.

En este lunes glorioso de Sevilla líder me callo la boquita y dejo que hablen los que saben:


El vídeo, como no, de Jesus Creations.


Las palabras, del Maestro Alvarado.



Domingo, 4 Marzo, 2007

Era grande la Luna cuando mis pasos se dirigían a la Fábrica de Sueños de Nervión en esta noche que se presentía mágica de primavera adelantada. Era grande y blanca, muy blanca , blanca de pureza inmaculada, de esa pureza sin mancha, sin churretes, sin porquería alguna. Blanca era, blanca del mismo blanco que pasea por las alturas del fútbol mundial un equipo, mi equipo, mi Sevilla, nuestro Sevilla.


Noche de eclipse total de luna, noche en la que, estas cosas ya se saben, a la 23:44 exactamente la luna blanca se iba a volver roja. Carmesí. Como mi Sagrada Bandera, como la otra mitad de mi corazón. Blanca y roja la luna, blanca y roja mi alma. Blanco y rojo el fútbol, esta noche, de España entera, de todo el Universo.


Eclipse total de Luna para que tantos miles de corazones como el tuyo y como el mío se apiñaran allá arriba, en nuestro tercer anillo, porque ya sabían ellos (en el Cielo estas cosas se saben de antemano ) que la noche sería grande en Nervión y que el domingo llegaría con el bendito nombre de Sevilla coronando la tabla en la que todos pelean y en la que uno sólo comanda.


Partido imposible, victoria imposible, porque imposible parecía su llegada cuando Ronaldinho colocaba el balón en los once metros y Aitor Ocio enfilaba, hundido (¿fue penalti?), el camino de las duchas.


Pero en noche de eclipse de luna, todas las lunas de todas la galaxias se unen, tal vez, para que lo imposible se vuelva posible.


Para que ahí, en la soledad de los tres palos, se imponga de nuevo la inconmensurable figura del mejor portero de España. Para que el mejor portero de España detenga el lanzamiento y nos permita creer en el milagro, en otro milagro más. Otra vez más.


Y el Sevilla con uno menos iguala el marcador cuando Kerzhakov plasma en un giro inolvidable los motivos que hicieron a Monchi marchar a la lejana San Petersburgo. Y en la segunda mitad, todo se precipita. Daniel Alves lleva nuestras almas sevillistas a la locura en su lanzamiento directo y se va Giuly expulsado con roja directa. Y se va después Zambrotta también expulsado, y quedamos ganando en fútbol, en el marcador y en hombres.


Qué hombres.
Qué orgullo más grande ver a estos Gladiadores de Nervión partirse el corazón en la pelea para que tú y yo hoy podamos ser tan felices como somos. Qué orgullo más grande que nuestros Gladiadores de Nervión saquen su juego, su pelea, su garra, sus ganas, su todo para que el nombre de nuestra amada Sevilla, es ese el nombre que defendemos, se encuentre hoy limpio, brillante, reluciente, después del baño de fango que las mentes desquiciadas de algunos le han venido, tristemente, dando en los últimos días.


Somos lo que somos, lo que queremos ser, lo que vamos a seguir siendo. Este es nuestro camino, este es nuestro orgullo. Este es el estilo del más grande equipo del Sur de España.


El estilo que hace que hasta la Luna saque sus mejores galas, para vestirse de blanco y rojo en la noche en la que la razón de ser futbolística de nuestras vidas se encaramó de nuevo a lo más alto de la Gloria del fútbol de nuestro país.

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